Pop-Rock español de los 80. Joan Baptista Humet

Una conversación reciente con un amigo sobre Alone Again de Gilbert O'Sullivan me ha hecho rebuscar en mi memoria canciones de décadas pasadas. Mientras la canción de O'Sullivan ha tenido suerte y sale en algún recopilatorio o banda sonora de alguna película, hay otros españoles que no han corrido la misma suerte (y tampoco las radioformulas actuales se prestan a poner temas pop-rock de esta orientación). El caso de Joan Baptista Humet es escandaloso después de cuatro años desde su muerte.

Joan Baptista Humet, compositor de una canción como Clara que se convirtió en todo un estándar en su época, tiene una canción preciosa titulada A Mi Adolescencia que ha sido injustamente olvidada incluso en los propios recopilatorios del artista (o al menos yo no he dado con ninguna recopilación que la contenga). Muy bonita a la que vez que triste y nostálgico (pero que insta a seguir adelante):

Para terminar la letra de la canción Hay Que Vivir, donde Joan Baptista Humet se adelantó a su tiempo ya que refleja la actual Crisis que estamos pasando en España por culpa de bancos, políticos o sucios especuladores y que está favoreciendo cambios sociales y espirituales:

Hay que vivir

(Joan Baptista Humet, 1980)

Habrá que hacernos a la idea

que sube la marea 

y esto no da más de sí. 

Habrá que darnos por vencidos 

y echarnos al camino 

que no hay nortes por aquí. 

Al sueño americano, 

se le han ido las manos 

y ya no tiene nada que ofrecer, 

sólo esperar y ver si cede 

la gran bola de nieve 

que se levanta por doquier.

¡Hay que vivir!, amigo mío 

antes que nada hay que vivir, 

y ya va haciendo frío, 

hay que burlar ese futuro 

que empieza a hacerse muro en ti.

Habrá que componer de nuevo 

el pozo y el granero 

y aprender de nuevo a andar. 

Hacer del sol nuestro aliado 

pintar el horno ajado 

y volver a respirar. 

Quitarle centinelas, 

al parque y a la escuela, 

columpios y sonrisas volarán. 

Sentirse libre y suficiente 

al cierzo y al relente, 

mientras se va dorando el pan.

Habrá que demoler barreras, 

crear nuevas maneras 

y alzar otra verdad. 

Desempolvar viejas creencias 

que hablaban en esencia 

sobre la simplicidad. 

Darles a nuestros hijos, 

el credo y el hechizo 

del alba y el rescoldo 

en el hogar. 

Y si aún nos queda algo de tiempo, 

poner la cara al viento 

y aventurarnos a soñar.