Reconocimiento a la labor de Matilde Horne

Despúes de Josep Escobar, no estará mal recordar el caso de la traductora argentina Matilde Horne (J.R.R. Tolkien y otros autores para Ediciones Minotauro) que también sufrió el Via Crucis del ninguneo y el olvido tras haber aportado mucho a la cultura popular española. 

Matilde Horne llegó a España en 1978 huyendo de la dictadura militar que hacía estragos en Argentina. Entabló contacto con su amigo Francisco Porrúa que le ofreció la traducción de los volúmenes Las Dos Torres y El Retorno del Rey de la trilogía El Señor de los Anillos de Tolkien (los dos mejores tomos de la saga). Matilde siempre habló de lo dificil que le resultó esta traducción y de lo que no le terminaba de gustar de la ficción del británico: "En realidad, a Tolkien lo juzgo un poco elitista: los rubios, hermosos y altos del norte, y los negros, feos y malos del sur, pero no dudo de su imaginación y su riqueza verbal". También tradujo El Árbol de las Brujas de Ray Bradbury, la saga de fantasía Las Tierras de Terramar de Ursula K. Le Guin,  la novela de ciencia-ficción Solaris de Stanislav Lem y muchas otras. El error de Matilde en esta época fue tener un acuerdo verbal con su amigo Porrúa por la renumeración de sus traducciones (aviso para navegantes: en matería artística tiene que haber papeles para evitar la picaresca y la desfachatez de quién tiene la sartén por el mango). 

La crueldad editorial llegó a la vida de Matilde Horne en 2001 cuando Porrúa vendió Ediciones Minotauro al grupo Planeta y despachó a Horne con un finiquito de 6.000 euros por 50 años de traducciones. Matilde lo recordó así: "Nunca tuve idea del valor del dinero. En ese momento me pareció bien, pero luego me di cuenta de que no daba para nada". Para empeorar las cosas se enteró de que Porrúa había aceptado la pretensión de Planeta de disponer del fondo de Minotauro libres de derechos, por lo que Matilde se quedó sin nada a las puertas del estreno de la adaptación cinematográfica de El Señor de los Anillos por Peter Jackson (Planeta había hecho una oferta vergonzosa de 1.000 o 1.200 euros al año por los derechos de sus traducciones). En años posteriores, Matilde acabó viviendo en una residencia y llegando a cobrar al mes 300 euros de pensión no contributiva (Porrúa le ingresaba a título personal 500 o 1.000 euros en su cuenta cada cumpleaños o fin de año).

La prensa escrita y los foros de literatura fantástica en Internet airearon la indigna situación de Matilde Horne en 2007 y el grupo Planeta se movió para no parecer el malo de esta historia regularizando la situación contractual de Matilde con efecto retroactivo y cotizando los años en los que tuvo relación laboral con Ediciones Minotauro. Matilde murió en 2008 a los 94 años, pero al menos pudo vivir su último año de manera más digna. 

Comentarios

  1. Cuánta miseria moral, joder... Y es que este puto mundo está lleno de depredadores, coño. Recuerdo el finiquito de 100 euros que le dieron a mi compañera tras cuatro años de soportar vejaciones y levantar una empresa que se hundía en la miseria. Llegué a pensar en hacer justicia con mis propias manos, pero luego decidí que la propia vida se encargaría de cada karma. Y así ha sido.

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  2. Sin desear mal ni venganza, dejé que las cosas siguieran su curso.

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  3. Muy propio de almas nobles es ignorar el valor del dinero. Por puro desinterés. El problema es que es el dios de esta sociedad enferma y causante de innumerables males. Pero ya se le acaba el tiempo.

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  4. Aun así, después de tamaña injusticia, adivino en la sonrisa de la foto a una mujer fuerte y sabia. Como las heroínas de Tolkien (y a pesar de su elitismo, aunque él era hijo de un tiempo y un contexto determinado).

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