Un día en Paseo de Gracia y siete años en el Tibet

El sábado pasado me dí un garbeo por la 60a Fira del Llibre d'Ocasió Antic i Modern (Feria del Libro de Ocasión Antiguo y Moderno) que se celebra en el Passeig de Gràcia de Barcelona. Después de mi visita a la librería El Boletín me venía que ni pintado para ver con calma todos los stands. Entre los innumerables volúmenes de libros disponibles ví ediciones en papel de Biblia de novelas de Dostoyevski y otros autores españoles y europeos, ediciones antiguas de las traducciones catalanas de filósofos grecorromanos contenidas en la colección Bernat Metge, títulos de la añorada colección de ciencia-ficción de Edhasa y un largo etcétera...  

Desafortunadamente, mi economía y el haber comprado ya en El Boletín me invitó a la prudencia y al final solo me hice con una única compra en el stand de la librería Pol Farré. Fue el libro autobiográfico Siete Años en el Tibet del alpinista austriaco Heinrich Harrer (1912-2006). La editorial es Juventud y mi ejemplar forma parte de una segunda edición de 1957. Su lectura podría ser alternativa o complemento de otra autobiografía, una escrita por el XIV Dalái Lama que lleva por título Mi País y Mi Pueblo y que fue publicada en España por Noguer. Ambas obras llegan hasta la invasión china del Tibet y el fin de su precaria independencia. El libro de Harrer es una incógnita, pero se puede palpar que está escrito desde una perspectiva imparcial (que no escatima críticas al sistema teocrático tibetano cuando es necesario). Para los interesados está más que disponible en redes de librerías como Uniliber e Iberlibro

No es casualidad si el título os suena de una película homónima de Brad Pitt, ya que precisamente es una adaptación de este libro donde Pitt coge el rol de Harrer. Visione hace tiempo esta película y, a mi juicio, peca de un ritmo débil y también de un tipo de posicionamiento protibetano que se pasa de la raya. Me explico: Por mucho que los comunistas chinos cometieran maldades sin cuento tampoco puedes inventarte al final unos millones de muertos superiores a los habitantes que tenía el Tibet en aquella época. (Alejandro Amenábar comete un error similar en su película Ágora al hacer al final del filósofo y obispo cristiano Sinesio de Cirene un traídor a su amiga Hipatia de Alejandría, cuando no existe ninguna prueba histórica directa o indirecta que pueda hacer sospechar eso). 

Comentarios

  1. La película es un coñazo, carente de cualquier tipo de hondura dramática y tan maniquea como el discurso de un político. La conservo por su espléndida fotografía (de hecho, creo que fue rodada en Argentina) y su notable diseño de producción. Pero no la recomiendo.

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