Concierto de shakuhachi en Barcelona (Horacio Curti)

Ayer por la tarde tuve la oportunidad de asistir invitado a un concierto benéfico de shakuhachi (flauta japonesa) en la Casa d'Espiritualitat Sant Felip Neri de Barcelona, más concretamente en la sala Castanyer. Este venía precedido de una exposición de pinturas del Shin Jin Mei (el texto Zen más antiguo que se conoce, del siglo VI) por Antonia Oliver y una conferencia por Berta Meneses, alumna de Ana Maria Scuthler (maestra del Zendo Betania y a su vez alumna del padre Ellomiya-Lassalle, superviviente de la bomba de Hiroshima y precursor de los primeros intercambios espirituales serios entre Budismo Zen y Cristianismo). El evento estaba organizado por la Associació Zen Dana Paramita

El músico era el argentino Horacio Curti, que en sus inicios fue saxofonista de jazz y que luego se sintió atraído por el shakuhachi, yendo a Japón como discípulo del maestro Kakizakai Kaoru. Mi impresión de la hora y pico de concierto es muy positiva (Horacio aprovechó algunos interludios entre pieza y pieza para explicar el contexto histórico, doctrinal y musical de estas). Como melómano me llamó mucho la atención el uso del silencio, ya había escuchado el uso de este en la música de Jobim, Miles Davis o Thelonious Monk, pero esto sonaba diferente siendo silencio. Era una compenetración que escapaba a todo análisis musical. Después de un día ajetreado, me senté en la sala fisicamente cansado y después del concierto estaba relajado y con el cuerpo renovado de frescura. 

La historia del shakuhachi arranca en el siglo VII, como instrumento utilizado en la corte japonesa. Luego adquirió su rol más conocido con los komuso, un grupo de monjes budistas zen que realizaban con el instrumento una práctica de meditación sonora llamada Suizen. Estos monjes no tenian una motivación musical, ya que utilizaban el Suizen como una herramienta para la iluminación. Ello cambiaría con persecuciones posteriores del colectivo, que derivó a una mayor finalidad musical bajo el nombre de honkyoku. 

Como curiosidad, después del concierto recorrí (junto con el grupo de compañeros de práctica zen con el que fuí a Barcelona) las instalaciones de Sant Felip Nerí y ví por primera vez un dojo budista con mis propios ojos. El dojo de Sant Felip Nerí es capaz de acoger a cincuenta personas. Al lado del dojo había dos cestas con el libro que utilizan en el recinto. El contenido del libro dejaba de manifiesto la apertura de miras interconfesional que inspira esta casa de espiritualidad (ya que alternaba traducciones en catalán y castellano del Shin Jin Mei, Dogen, poemas de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, el sufí Ibn Arabi, el místico Rumi, Salmos de la Biblia, etc...). 

A continuación fotos del jardín de Felip Nerí, la sala Castanyer y el edificio donde se encuentra el dojo:





Un vídeo de Berta Meneses, la religiosa cristiana y meditadora zen que nos obsequió con la conferencia previa al concierto de Horacio Curti:

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