Platón: "Fedro"

Terminé hace pocos días la lectura del "Fedro" de Platón (en la edición en rustica de Gredos). Este diálogo socrático versa sobre el amor, la amistad y la validez o no de la palabra escrita frente a la enseñanza oral y la experiencia personal (que se podría extrapolar a la validez de Internet y los ordenadores para el aprendizaje). Mi opinión final de esta obra platónica es muy positiva.
El diálogo se inicia cuando el sabio ateniense Sócrates encuentra a su joven amigo Fedro y este le invita a tomar un paseo con él fuera de las murallas de la ciudad. Después de un corto paseo se sientan a la sombra de un árbol e inician una conversación sobre un discurso en libro por Lisias, un querido de Fedro, que hace hincapie en la pregunta de a quién debe satisfacer una persona que es amada por otra, ¿satisfacer al que ama o al que no ama? Creo recordar que Lisias toma partido por la persona que no ama por estar mas necesitado. Sócrates no pierde la oportunidad de dar su visión del tema con dos discursos. En el primero hace una imitación del discurso de Lisias que mejora retoricamente el original y en el segundo da una opinión contraria a la del amigo de Fedro, tiene que ser la persona que ama la que merece mas el reconocimiento del amado. En mi opinión, EL QUE AMA DEJA SER, ya que quién ama de verdad valora a la persona tal como es y no pretende cambiarla. Hay una belleza especial en el cultivo de este tipo de relación. El que no ama o todavía no ha aprendido a amar, en cambio, tiende a concebir el amor en clave irreflexiva, y es cuando vienen los celos, la posesión, incomodidad por la independencia del amado, etc... Estas dos opciones hacen vivir un tipo especial de "locura", maravillosa (de origen divino según Platón) unas veces, trampa egótica en otras. Mucho de esto se puede extrapolar también al campo de la amistad.

El diálogo entra en su parte final en una interesante dinámica cuando Fedro y Sócrates comienzan a hablar de retórica y de la validez de la palabra escrita, utilizando un mito del Antiguo Egipto. Sócrates deja en evidencia las carencias del discurso escrito de Lisias y las limitaciones de la palabra escrita ante lo nacido de la palabra hablada y el aprendizaje interno, ya que según él, la palabra escrita es un recuerdo de lo vivido. No sería descabellado opinar que poco puede recordar o integrar alguién que no ha vivido directamente lo que expresa la palabra escrita, como máximo puede ser un indicador en el camino hasta llegar a la comprensión verdadera y, a partir de esta comprensión, adquirir otra dimensión esta palabra escrita a consecuencia de la experiencia vivida.  En resumen, una concepción del saber muy alejada de las "ratas de biblioteca", del típico "empollón" y del profesor que se conforme con que sus alumnos repitan la lección como loros, ya que no crean sabiduría, crean apariencia de sabiduría que no es lo mismo.

Algunos extractos del "Fedro" (en la traducción decimonónica de Patricio de Azcárate):

"(...) Que el amor es un deseo, es una verdad evidente; así como es evidente que el deseo de las cosas bellas no es siempre el amor. ¿Bajo qué signo distinguiremos al que ama y al que no ama? Cada uno de nosotros debe reconocer que hay dos principios que le gobiernan, que le dirigen, y cuyo impulso, cualquiera que sea, determina sus movimientos: el uno es el deseo instintivo del placer, y el otro el gusto reflexivo del bien. Tan pronto estos dos principios están en armonía, tan pronto se combaten, y la victoria pertenece indistintamente, ya a uno, ya a otro. Cuando el gusto del bien, que la razón nos inspira, se apodera del alma entera, se llama sabiduría; cuando el deseo irreflexivo que nos arrastra hacia el placer llega a dominar, recibe el nombre de intemperancia"

"(...)No hay que desechar las palabras de los sabios, mi querido Fedro, pero también es preciso examinar lo que ellas significan"

"(...) los mejores discursos escritos no son más que una ocasión de reminiscencia, para los hombres que ya saben; (...) escritos verdaderamente en el alma, que tienen por objeto lo justo, lo bello, lo bueno, son los únicos donde se encuentran reunidas claridad, perfección y seriedad"

Foto tomada en Can N'Oriol (Rubí, Barcelona) el día 17-4-2010, la  hice porque el paisaje me recordaba en ese momento a un pasaje del "Fedro"

Comentarios

  1. xavi lópez garcía22 de abril de 2010, 18:05

    Antonio: leo tus impresiones. Estoy de acuerdo en que la concepción del saber en el Fedro implica una "dialéctica viva" del pensamiento, alejada de la simple mnemotecnia y del adoctrinamiento. Sin embargo, hay algo en el Fedro y en general en Platón que apunta hacia otra parte y que yo nunca podría aceptar: si no recuerdo mal, el mito de Teuth le sirve a Platón para plantear la diferencia ontológica entre la palabra hablada y la escrita: la primera está "viva" y la segunda es "letra muerta", y hasta ahí no hay nada que me parezac sustancialmente peligroso. Pero Platón va más allá: creo que toda la argumentación que despliega en el tema de la escritura se basa en una idea que está en su base y que asoma en algunos momentos, sin la cual no podría haber argumentación y ni siquiera podría haber Platón: de la palabra viva podemos obtener un responsable, que es el que habla delante de nosotros, el que se nos presenta como "autor" de esas palabras; en cambio, la palabra escrita puede abandonar a su creador y librarse a una orgía de máscaras en la que adquiere ahora un rostro ahora otro, y su credor no está ahí para verificar qué es lo que quiso decir exactamente cuando habló. Pero vamos a ver: ¿cómo sería posible la libertad de pensamiento si debiéramos ceñirnos siempe "al pie de la letra", a la intención del autor? Simplemente la literatura no existiría. El mismo Platón ha pasado distintas fases de interpretación a lo largo de la Historia de la Filosofía y eso es precisamente lo que enriquece la cultura; y con Dante, Shakespeare y Dostoievski DEBE pasar lo mismo. Creo que la ontología de Platón, basada en un maniqueísmo de autenticidad-inautenticidad (la idea y la copia) vicia desde su origen la imagen que tiene de la escritura, que es una inagotable fuente de conocimiento y sobre todo de libertad. Y ¿para qué vivir sin libertad para conocer? ¿Qué piensas de esto? Abrazos

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  2. Salud,

    AMOR es KARUNA (término budista referido a la compasión y a la misericordia) y KARUNA es AMOR.
    Pero a menudo nos encontramos con hombres que platican palabras virtuosas y sin embargo no existe ninguna virtud en ellos.

    Por cierto, my friend... buen encuadre el de esa foto!!

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  3. Interesante opiniones, Xavi. La cuestión radica en la vivificación de la palabra escrita y que no se convierta en palabra estancada o muerta (lo que los filósofos taoístas chinos criticaban de los confucianos). Que duda cabe que el "Fedro" de Platón llegó a nosotros porque la escribió, si hubiera hecho como su maestro Sócrates no hubieramos conocido su existencia.

    En mi humilde opinión, yo creo que la literatura y la filosofía nos leen a nosotros (no nosotros a ellos) y así prolongan su vida. Se convierte en nuestra interpretación, condicionada por nuestra experiencia y vivencias (de manera inconsciente) Recuerdo muchas lecturas que me absorbieron en su momento porque me decían cosas sobre mí y/o el entorno y sociedad que me rodea ("Crimen y Castigo" de Dostoyevski por ejemplo o "La Taberna" de Zola).

    Eso si, creo que la literatura -como arte- tiene mas margen de libertad respecto a la temática oral y escrita, la filosofía (y su hermanastra la espiritualidad) tendería a requerir una comprensión interior aparte de la sola lectura. Por ejemplo, pretender entender el budismo zen únicamente a través de los libros que existen es una utopía.

    Respecto a tus dos últimas preguntas, que duda cabe que los libros portan conocimiento dentro de sus páginas, pero ahí entramos nosotros como lectores "involucrados" cuando no son libros técnicos. La libertad de pensamiento es innegociable para el progreso propio y de los demás.

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  4. Amigo Ibur:
    La karuna es una de las emociones mas hermosas que he experimentado, es una especie de amor-empatía por el sufrimiento ajeno que debería estar mas extendida.

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  5. Sí, my friend. Es un sentimiento hermoso. Tal vez el más hermoso y elevado de todos. Sin embargo, para sentirlo en plenitud, es de vital importancia ir más allá de la mente. Pocas veces se da, embarullados en los vericuetos y mezquindades de nuestro pequeño ego. Pero cuando surge, normalmente tras haber accedido al poder redentor del presente, uno experimenta una sensación liberadora de lo más gratificante.

    El hombre NO es un lobo para el hombre. Es sattva -armonía, claridad- y no tamas -inercia, oscuridad- lo que predomina en nuestro corazón.

    De todo eso pretenden alejarnos los oscuros que gobiernan el mundo.

    Abrazos,

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